retrato-gorila-montana

Gorilas en Uganda

Ricardo-Pastor

Ricardo Pastor, Delegado Comercial Zona Centro de España en Icárion

abril 2021

Ricardo Pastor es delegado comercial de Icárion. Un enamorado de los viajes que lleva 25 años tratando de transmitir esta pasión en su día a día con las agencias de viajes y en la universidad a los futuros profesionales del sector.

Índice

¡Ver gorilas en Uganda!

Hace dos años me surgió la posibilidad de realizar uno de los viajes más esperados de mi vida. Poder visitar gorilas de montaña en Uganda. No me lo pensé ni un minuto y en poco más de dos meses desde que surgió la oportunidad, estaba aterrizando en Entebee, aeropuerto más importante del país y situado junto a una coqueta ciudad a orillas del lago Victoria muy cerca de la capital, Kampala.

 

Rafting en las fuentes del Nilo Blanco en Jinja

Empezamos haciendo rafting en Jinja por uno de los míticos afluentes del Nilo, en este caso el Nilo blanco, ya que el Azul comienza en Etiopía. Una experiencia increíble en la que se aúnan los momentos de excitación en los rápidos, los momentos de calma y tranquidad mientras se rema por los remansos y la sensación de estar en lugar especial, fuente del mágico río Nilo.

 

Lago Buyonyi. Maravilla de la naturaleza

Continuando con el viaje hicimos noche en uno de los parajes más bonitos que yo haya visto en África, como es el lago Buyonyi, un lago a casi 2000 metros de altura salpicado por 29 islas rodeadas de colinas escarpadas que lo convierten en un lugar mágico y una parada indispensable en el viaje. Es uno de los pocos lagos africanos en los que nos podemos bañar con tranquilidad ya que en sus aguas no hay animales peligrosos como cocodrilos o hipopótamos ni posibilidad de enfermar de esquistosomiasis.

 

Parque Nacional Queen Elizabeth y chimpancés en el P.N. Kibale

Visitamos el Parque Nacional Queen Elizabeth en Ishasa con la intención de ver los famosos leones trepadores y otros animales, pero, aunque el lugar es precioso, que nadie espere ver en este parque la cantidad de animales que podemos ver en países como Kenya o Tanzania. Otro lugar indispensable es el Parque Nacional de Kibale donde podemos disfrutar de grandes colonias de chimpancés. Es uno de los momentos álgidos del viaje y que llega a sobrecoger debido a los gritos, actitudes y comportamientos casi humanos.

 

Gorilas en el Parque Nacional de la Gorilas en el Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi

Pero entre Buyonyi y Kibale pudimos participar de una de las más increíbles experiencias que un viajero amante de la naturaleza pueda sentir. Empezó cuando nos acercábamos a las puertas de entrada al Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi. Teníamos esa sensación de cosquilleo y nerviosismo por lo que iba a pasar al día siguiente. Amanecimos muy temprano y nos dirigimos al punto de reunión previamente indicado. Los grupos para hacer el trekking son de un máximo de 6-8 personas y dependen de lo que se haya elegido previamente, ya que hay familias de gorilas que se encuentran más alejadas que otras. En nuestro caso la familia elegida era la Nkuringo que recibía su nombre de la zona que habitaba y que se encontraba en la zona más alejada de las que se podían visitar. Esto nos supuso unas 5 horas de trekking por una zona de espesa selva y con unas vistas impresionantes sobre el Parque Nacional de los volcanes de Virunga, en el Congo, al otro lado de la frontera y que se encontraba a pocos kilómetros. Hay otros trekkings más suaves y menos largos. En todo momento vamos acompañados por dos o tres rangers armados y al menos 4 guías y rastreadores que iban abriendo el camino con grandes machetes. Durante el trayecto hay que ir manteniendo una fila y durante el avistamiento no se permite ni beber ni hablar y hay que mantener una actitud tranquila durante la hora que se pasa con la familia. El trayecto fue un espectáculo para los sentidos hasta que unos sonidos especiales y unos movimientos rápidos nos hicieron parar en seco. Había un gran espalda plateada entre la vegetación con al menos dos crías. Los rastreadores trataron de abrir más camino para poder acercarnos a ellos, hasta que un gran rugido y un movimiento muy rápido y violento hizo que retrocedieran y por razones que no nos dijeron, nos instaron a seguir más adelante a buscar otra familia en la que el jefe de la manada estuviera menos agresivo. Un tanto intranquilos seguimos adelante hasta llegar a otra zona en la que, por fin, un gran gorila junto a dos crías dormitaba cerca de un arroyo. ¡Qué emoción! Por fin había llegado el día. Nos pudimos acercar a menos de 3 metros de él ya que no daba muestras de incomodidad. Todo lo contrario, podría decir. Nos miraba y a veces se tapaba la cara sintiéndose observado, quizás hasta con vergüenza. Mientras, oíamos a otros gorilas, aunque no podíamos verlos porque no podíamos avanzar más. La carita de la cría comiendo tranquilamente ajena a todo, era lo más parecido a la felicidad que yo he podido observar.

Un turismo responsable

Estuvimos más de una hora allí, sólo observando y disfrutando de algo único en completo silencio escuchando el sonido de la naturaleza, de la vida y pensando que no hace muchos años, al otro lado de las montañas en el vecino Congo, otros gorilas como éstos, fueron masacrados y descuartizados para que mentes enfermas utilicen partes de su anatomía como objetos decorativos. La vuelta fue más rápida pero más silenciosa e introspectiva, todavía con la emoción contenida y pensando en lo afortunado que había sido por haber podido cruzar mi mirada con esos increíbles ojos color miel de un antepasado nuestro. Una mirada triste que parecía avisarnos del futuro que a su especie y a otras más les espera, si no hacemos algo de inmediato para conservar el planeta, porque como dice el lema, no hay planeta B.

Animo a todos los amantes de la naturaleza a disfrutar de esta maravillosa experiencia porque sin duda no deja a nadie indiferente y participando en la misma, se contribuye a la protección de los gorilas de montaña, una especie en extinción en el mundo, pues el 80% de los ingresos de los turistas se destinan a la conservación del parque nacional que, de no existir este tipo de turismo, tan restringido por otro lado, no existiría y los animales estarían mucho más amenazados por la caza furtiva. Incluso rangers y cuidadores pueden dedicar su vida a la protección de estos animales teniendo garantizado el futuro de sus propias familias.

Valoraciones de este artículo

5,0 / 5 (47 votos)